Debido al entorno tan difícil de la escena económica global, los últimos tiempos no han resultado fáciles para el negocio cementero que de hecho atraviesa un momento de consolidación.
Una compañía que a pesar de ello se reporta lista para crecer, al tiempo que ha aprovechado estos años para reducir su pasivo, es Grupo Cementos de Chihuahua (GCC), que desde este año estrena timón operativo.
Enrique Escalante Ochoa de 57 años, ingeniero del TEC y con una larga trayectoria en esa compañía en donde por 15 años fue la cabeza en EU, sustituyó a Manuel Milán quien se jubiló.
Con este otro movimiento en GCC se redondeó la llegada de una nueva generación, puesto que previamente asumió la presidencia del consejo Federico Terrazas Becerra en sustitución de su padre Federico Terrazas Torres.
Recién GCC reportó sus resultados al segundo trimestre con un crecimiento en ventas, flujo y utilidades. Con ello se rubricaron los resultados positivos del 2014 cuando incluso su relación deuda/EBITDA bajó a 3.06%.
En 2010 su apalancamiento llegó a su nivel más alto en el contexto de la crisis 2008-2009, pero desde 2013 esa relación se redujo a 4.3%.
Hace una semana logró además refinanciar en mejores términos un crédito sindicado por 194 millones de dólares que se pagará hasta 2012. La operación fue encabezada por BBVA Bancomer de Eduardo Osuna, Banamex de Ernesto Torres y Scotiabank de Enrique Zorrilla.
Para 2016 no se descarta aprovechar una ventana de un bono por 260 millones de dólares que vence en 2022 para mejorar sus condiciones y llevarlo también a mayor plazo.
A diferencia de otras cementeras mexicanas, GCC ha enfocado más sus baterías a EU, dada la ubicación geográfica de Chihuahua. De hecho 70% de sus ventas se realiza en el vecino país y sólo 30% aquí.
Su avance en EU comenzó en 1995 cuando estableció su primera planta en Albuquerque. En 2001 compró otra en Dakota del Sur y en 2008 una más en Pueblo Colorado.
Su intención de avanzar en ese sofisticado mercado coincidió con la crisis de esa economía que llevó al rubro del cemento a mostrar una caída del 40%.
Sin embargo sus territorios lograron resistir mejor la tempestad.
GCC cubre desde Chihuahua un eje que abarca parte de Texas, Nuevo México, Colorado, Ohio, KC, Wyoming, Dakota, Iowa y Minnesota.
La mexicana se ha convertido incluso en líder en algunas de esas entidades sustentada en una logística por ferrocarril para cubrir con oportunidad a su clientela.
GCC nació en 1941, lo que significa que en 2016 cumplirá 75 años. Tiene ventas por más de 10 mil millones de pesos y además de sus tres plantas en EU, posee otras en Samalayuca, Chihuahua y Ciudad Juárez, así como 116 de concreto. Con 3 mil empleados genera 4.6 millones de toneladas anuales de cemento, de las cuales 2.7 millones se ubican en EU.
Ahora mismo su capacidad está al tope. Ya tomó la decisión de expandir un 60% su nivel en Dakota del Sur y el objetivo es llegar a más de 5 millones de toneladas para 2018.
No descarta realizar algunas otras adquisiciones y recién participó en una subasta que no le favoreció.
GCC con su área de planeación estratégica a cargo de Manuel Fernández también realiza sondeos para ampliarse en Centro y Sudamérica en países como Guatemala, Honduras, Perú, Colombia y quizá Brasil. La idea sería establecer un sistema similar al que ha confeccionado en EU para aprovechar sinergias.
Tampoco descarta beneficiarse de las redundancias que resulten de la consolidación entre Holcim de Rodolfo Montero y Lafarge, luego de que la irlandesa CRH aprovechó los principales activos.
Para México, con una capacidad de 1.9 millones de toneladas, entre sus estrategias está abastecer cementos especiales, como algunos de fraguado rápido para la reparación de carreteras por SCT que comanda Gerardo Ruiz Esparza.
Igual se advierten oportunidades en Chihuahua, dada la mejora de la maquila y vivienda, en un entorno en el que comienza a regresar la confianza.
Como ve GCC va por más luego de dejar atrás momentos que no fueron sencillos.
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