El descalabro del sector del ladrillo y la crisis en la construcción han provocado que uno de los grandes estandartes de la reconversión minera, la fábrica de cementos de Andorra, no haya despegado todavía pese a que se presentara en 2007 como un proyecto estrella. A esta iniciativa empresarial, que preve crear 120 empleos directos y unos 80 indirectos en la zona realizando una inversión de 85,5 millones de euros, se le concedió una ayuda del plan de la Minería de 7,3 millones de euros. De esta cantidad, la cementera ya ha cobrado 6,1 millones.
Pero la empresa no sólo cuenta con la subvención del Plan de la Minería. También tiene aprobada una ayuda de otros siete millones de euros procedente del PEAN(Plan Económico de Andorra), un plan que encabezaron los sindicatos andorranos y la empresa Endesa y en el que, en la actualidad, también está el Gobierno de Aragón (a través del Instituto Aragonés de Fomento) y el Ayuntamiento de Andorra. En este caso, todavía no se ha cobrado nada puesto que no se «han cumplido expectativas». No obstante y según apuntaron fuentes consultadas, el dinero «está ahí».
Así las cosas, el proyecto cuenta con más 14 millones de euros en ayudas antes de crear ni un sólo empleo.
La subvención del Plan Miner venía ligada a la puesta en marcha de la planta en el año 2009. Sin embargo y debido al estallido de la burbuja inmobiliaria, sus propietarios, la empresa multinacional mexicana Cemex (70% de las acciones) y losHermanos Burgos (30%), pidieron una prórroga del impacto ambiental del Gobierno de Aragón para no perder la ayuda del Miner. Precisamente, el plazo para empezar a producir termina el 31 de diciembre de este año.
A falta de poco más de un mes para que se cumpla la fecha y ante la inactividad de la planta, los accionistas tienen previsto pedir otra prórroga que, con toda probabilidad, el Gobierno de Aragón refrendará. No obstante, será la última. «Tenemos la intención de renovar. Esperamos que este año el sector toque fondo y, cuando veamos indicios de recuperación, empezaremos a producir», apuntó uno de los consejero de Cementos Andorra (empresa creada para explotar la planta), José Luis Burgos, que desmintió que la compañía local se haya deshecho de su accionariado.
Pese a que todavía no se haya empezado a producir, la construcción de la planta de cemento está prácticamente terminada. En febrero de 2009, año en el que se supone que iba a terminarse la infraestructura, la obra estaba ya al 70%. En la actualidad, hay más de un 85% construido, de modo que hasta el momento se han invertido ya más de 70 millones de euros.
Por su parte, la multinacional mexicana Cemex, ha preferido no hacer declaraciones al respecto. Y es que la situación por la que pasa la compañía no es alentadora y sus responsables dedican su tiempo a otros menesteres. En julio, la empresa anunció el cierre de cinco de sus plantas ubicadas en Reino Unido, Polonia y Alemania. El mes pasado planteó un ERE de extinción en España para 390 de sus 1.740 trabajadoresde todo el país y la planta de Alcanar (Tarragona), donde la reestructuración ha afectado a 147 trabajadores (de los 166 totales), parece tener los días contados.
Cemex Aragón
En Aragón, Cemex cuenta con una planta en la localidad zaragozana de Morata de Jalón y el Expediente de Regulación de Empleo ha afectado a cinco trabajadores. Pero su presencia en Aragón no termina ahí. La multinacional también gestiona una planta de cemento situada en la localidad de Azuara, propiedad de Cementos Blancos de Aragón. La compañía mexicana ha adquirido la planta, en la que trabajaban 21 empleados, en concepto de alquiler. La empresa aragonesa necesitaba30 millones de euros para saldar deudas con varias entidades bancarias y fue por ese motivo por el que ha alquilado la producción de la planta.
No obstante, fuentes del municipio aseguraron que, aunque todavía se sigue trabajando en la cementera, se está haciendo bajo mínimos (hay unos tres empleados) y la previsión no es halagüeña. De hecho, todo parece indicar que la planta cerrará a final de año.
Pese a la trágica situación de Cemex, José Luis Burgos se mostró optimista y aseguró que continúa ilusionado con el proyecto. «Creo que queda menos que más. El sector ha ido en caída libre desde 2007 y las crisis no son eternas», confió el empresario andorrano.
En la misma línea se manifestó la alcaldesa de la localidad, Sofía Ciércoles, que aseguró que, desde que se presentó el proyecto, el ayuntamiento lo ha respaldado. «Con la cementera se pretendía dar salida a la reconversión minera pero llegó la crisis. Tenemos esperanza y, desde el ayuntamiento, estamos luchando para ver la luz», señaló.
Cuestión de «mala suerte»
Las ayudas a la minería empezaron a llegar al Bajo Aragón Histórico para superar el cierre de las minas en la zona y poder recovertir la industria en las cuencas. A Andorra llegaron empresas ligadas a la construcción como Gres de Andorra, Paphsa, Castelo o Ferrogres. El interés por la Villa Minera de todas las compañías surgió en momentos de bonanza económica. No obstante, con la crisis y el estallido de la burbuja inmobiliaria, el pleno empleo en Andorra empezó a disminuir y, hoy en día, muchas de las empresas han cerrado y otras, como la cementera, ni siquiera han llegado a abrir.
A esta situación se une la crisis actual del sector de la minería, que todavía constituye la gran fuente de empleo en la cuenca turolense.
Sin embargo, no toda la reconversión en el Bajo Aragón Histórico se ha basado en la apuesta por el ladrillo. Cabe destacar el caso de Albalate del Arzobispo donde, gracias al plan miner, se ha invertido en el mercado de la alimentación o en la industria química.
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