Ya en el 2010, durante la presidencia de Optaciano Gómez Verlangieri en la INC, se cerró el año con un déficit de más de 4.500 millones de guaraníes. Lo que significa que la pérdida se cuadruplicó en el primer trimestre del corriente 2011.
Si se hubiese continuado con el mismo nivel de gastos de la administración anterior, la INC hubiera cerrado el 2011 con un déficit en el orden de 60.000 millones de guaraníes, según informó el secretario general de la estatal, Francisco Aveiro.
Por ese motivo, las autoridades actuales de la cementera están tomando medidas de austeridad, porque si no lo hacen, la bancarrota o el subsidio es el futuro de la estatal.
El presidente de INC, Edgar Acosta, y su equipo anularon varias licitaciones y compras directas innecesarias y solo continuaron con los procesos “exclusivamente indispensables”.
Quedó suspendida, por ejemplo, la adquisición de una pala mecánica de cerca de US$ 1.070.000. La compra de cuerpos moledores por valor de US$ 1.100.000 quedó recortada a solo US$ 400.000.
También fue cancelada la adjudicación “para estiba y desestiba de cemento y otras mercaderías” que se realizaba en la oficina de Asunción y el depósito de Sajonia. El valor de la operación oscilaba entre G. 300 y G. 1.000 millones.
Asimismo suspendieron la adquisición de fotocopiadoras y equipos de oficina por valor de 115 millones de guaraníes y se disminuyeron al máximo las horas extras de empleados. Además prohibieron los viajes innecesarios a la planta de Villeta o Vallemí, que implicaban erogaciones de viáticos.
Además ahorraron G. 189.000 millones gracias a que la Dirección de Contrataciones Públicas anuló la compra directa de clínker importado de tres empresas (“Tetãgua”, “Distripem” y “Cefiza”). La administración anterior realizó estas adjudicaciones pese a no tener prevista la partida presupuestaria para el pago correspondiente.
Aveiro informó también que este fin de mes comenzará la disminución del cuadro de personal, con la salida de unos 800 contratados por la administración anterior, que implica gasto mensual de G. 1.342 millones.
La idea es prescindir de todos los empleados sin función específica, explicó.
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